Japón es un país que se formó a partir de diversas culturas las cuales adaptó a su propio estilo y que perduran hasta hoy en día. En la actualidad continúa absorbiendo algunas costumbres y tradiciones de otros países, algunas con fines comerciales y otras eventuales.
La Navidad en Japón es una de esas celebraciones, que más que tener un sentido religioso, se ha convertido en un evento que, a decir verdad, lo mismo viene sucediendo en Occidente donde también se está perdiendo el verdadero significado de la Navidad, aunque cabe mencionar que a diferencia de Occidente, en Japón esta celebración no está relacionada al cristianismo.
Cada año cerca a las fechas navideñas, se va incrementando de manera progresiva las decoraciones tanto en calles como en tiendas, al menos en las ciudades importantes se pueden apreciar mucho más. En casa, las familias japonesas lo suelen celebrar de distinta manera, sin seguir el patrón navideño como en otros países, aunque en ocasiones están presentes algunas similitudes con la tradición popular navideña como por ejemplo el hacer regalos a los niños de la casa.
Comer torta ese día también forma parte de la tradición navideña japonesa, se dice que esto posiblemente derive de dos cosas: la primera sería que en Japón, la torta o algo dulce se relaciona mucho con la celebración (como en un cumpleaños) y la segunda explicación sería que en un intento de acercarse a las tradiciones de Europa donde se comen panetón, bizcocho o tartas; la torta sería lo más cerca a esto. Por otro lado, las jóvenes parejas se envuelven en la Navidad como un manto romántico más que religioso, quizás sea el ambiente navideño con sus decoraciones en las calles lo que enciende ese romanticismo.
Es curioso que siempre esté presente la similitud entre dos (o más) culturas y esto ocurre también en Japón con relación a Occidente. La Navidad tiene como icono sin duda a «Papá Noel» y aunque lo han asemejado mucho, en Japón existe una figura llamada «Hotei-osho»a quién se le atribuye los mismos aspectos.»Hoteiosho» según cuenta la tradición, era un monje alegre y carismático que pasó al plano divino, siendo esta deidad quien trae la abundancia y la felicidad. A los niños se les suele decir que si se portan bien, Hoteisho los premiará pues este lleva un saco lleno de obsequios, algo muy similar al «Papá Noel» que conocemos. Quizás en alguna ocasión habrán oído esa superstición de sobarle la barriga a la estatuilla de Buda para pedir un deseo, pues este es el Hoteiosho y cabe recalcar que esta superstición no viene del budismo. Su imagen es usada también como amuleto en algunos negocios.
Una pequeña y bonita historia se teje sobre los inicios de la Navidad en Japón, cuentan que al finalizar el periodo del Shogun (un tipo de gobierno militar y nacionalista) , dio inicio a la era Meiji ( 1868 – 1912 ) fue entonces cuando Japón tuvo mucho más roce con países extranjeros; luego al finalizar la guerra contra Rusia (1906) tras la victoria de Japón, el rumor y la publicidad navideña empezaron a circular con rapidez entre los japoneses con la intención de estar más informados sobre Occidente y según se cuenta, los primeros regalos de Navidad y los más populares eran las pastas dentales.
Japón entró a la segunda guerra mundial (1939 – 1945) y tras su derrota, el país que se encontraba en plena restauración y abatidos por la tristeza, fue un día de Navidad que se vio caer desde el cielo a un soldado del ejército británico en paracaídas vestido de Santa Claus quien luego repartió dulces e inició un evento navideño, devolviendo así aquel día la sonrisa al pueblo japonés; entonces ellos entendieron el significado del mensaje y lo consideraron como «el día que se puede enviar amor» .
Navidad en Japón mal interpretada o no, con carácter religioso o no; lo cierto es que captaron muy bien el mensaje, es el día donde se debe enviar amor y demostrar a nuestros seres queridos, cuanto los apreciamos; una mejor forma de celebrar el nacimiento de quien nos lo enseñó hace ya más de 2000 años.
!Feliz Navidad!
Por: Luis Guillermo Shimabukuro