El acoso escolar en Japón alcanzó su nivel más alto desde que existen registros, según informó el Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología (MEXT).
Durante el año fiscal 2024, que finalizó en marzo, se confirmaron 769.022 casos de acoso escolar en centros educativos de todo el país. Se trata del cuarto año consecutivo en el que se registra un incremento histórico.
Aumento generalizado en todos los niveles educativos
Del total, 610.612 casos ocurrieron en escuelas primarias, 135.865 en secundarias básicas, 18.891 en secundarias superiores y 3.654 en escuelas para alumnos con necesidades especiales.
La cifra total representa un aumento de aproximadamente 36.400 casos con respecto al año fiscal anterior.
Casos graves y respuesta de las escuelas
El ministerio informó también que los casos graves, como aquellos relacionados con suicidios o ausentismo prolongado, aumentaron en 99 respecto al año anterior, alcanzando un récord de 1.405 casos.
En alrededor del 30 % de los casos, las escuelas reconocieron haber tenido problemas en la respuesta inicial, como la falta de conocimiento sobre la situación o la demora en actuar.
Ante la pregunta sobre cómo abordan los casos de acoso, el 61,2 % de los centros respondió que notifica a los padres o tutores, el 55,9 % indicó que pide a los estudiantes acosadores disculparse con las víctimas, y el 4,2 % señaló que el director o subdirector interviene directamente.
Ciberacoso en aumento
El informe también destaca el crecimiento del ciberacoso, con más de 27.300 casos, un incremento de unos 2.600 respecto al año anterior.
El funcionario del ministerio, Chijiiwa Ryoei, advirtió que muchos casos de acoso en línea “se agravan antes de ser detectados”, por lo que destacó la necesidad de fortalecer los mecanismos de detección temprana y la educación digital entre los estudiantes.
Un desafío persistente
El gobierno japonés continúa implementando medidas para mejorar la detección y respuesta frente al acoso escolar, pero los expertos advierten que el problema está estrechamente ligado a factores sociales, emocionales y tecnológicos, lo que requiere acciones coordinadas entre familias, escuelas y autoridades.


