El kitaku kyohi shō 帰宅拒否症 es un fenómeno sociológico que puede traducirse como «enfermedad de no querer volver a casa», esta negativa de ir a casa puede darse por diversas razones y alejarte de tu familia.
Los japoneses tienen la fama de dedicarle demasiadas horas al trabajo, en especial los que trabajan en oficina. Trabajar en exceso independientemente del ingreso económico extra que pueda generar, se puede dar por temor a perder el puesto laboral o presión de los jefes, sea la razón que fuera, el resultado final es la ausencia en el hogar durante largas horas. Este fenómeno sociológico en Japón se le suele llamar «kitaku kyohi shō» 帰宅拒否症 que se podría traducir al español como «enfermedad de no querer volver a casa».
Aunque el fenómeno de » kitaku kyohi shō » se da mayormente en hombres, también en mujeres (esposas) e hijos. Indagando un poco sobre la raíz y sus características, pude recopilar algunos datos, al parecer la ausencia del padre durante prácticamente todo el día, amolda el ritmo de vida familiar basado en la madre quien queda prácticamente a cargo de todo y que descarga su ira en el esposo al llegar a casa. Por otro lado, el hombre luego de una agotadora jornada laboral, solo desea descansar, llegando al punto de desconectarse de la familia. Con el tiempo, la comunicación escasea y el hombre empieza a ser un extraño en su propio hogar.
La presión social y económica pueden llevarnos a Kitaku Kyoshi shō
Cada encuentro en casa es para oír reclamos de dinero, pagos y reglas impuestas cuyo motivo desconoce y simplemente asimila. Por otro lado, no es raro ver a japoneses que trabajan en otras ciudades alejados de sus familias llevando una vida completamente normal en paralelo. Aunque para un residente extranjero esto pueda parecer un tema ajeno aludiendo aquella frase que «la familia siempre es primero», cualquiera podría entrar en el mismo círculo dependiendo de las circunstancias, hay que recordar que tarde o temprano la mecánica del sistema social de un país termina por amoldar nuestro estilo de vida, ya sea por la exigencia laboral, las necesidades económicas, la falta de oportunidades o incluso por un matrimonio intercultural donde nuestros malos hábitos se convierten en nuestros propios verdugos.
La tecnología y modernidad en una sociedad desarrollada, suele aumentar las necesidades materiales, convirtiendo así el dinero y estatus social en algo primordial que con el tiempo terminan desplazando muchos de los valores humanos convirtiéndose incluso en la base para un matrimonio: dinero antes que amor.
La idea errónea que tenemos de «felicidad», muchos la hemos trazado en la línea dogmática de trabajar duro para ganar un buen sueldo, tener una casa propia con todas las comodidades, tener una bella esposa con unos hijos ejemplares que vayan a la universidad y pasar los domingos en familia; pero en ocasiones, esa línea no nos lleva a la verdadera felicidad.
A veces la excesiva búsqueda de la perfección, se convierte en un defecto. Como un dato extra, estadísticamente se sabe que en Japón cada vez hay menos matrimonios, cada vez hay menos parejas y que las nuevas generaciones se centran más en llevar una vida independiente debido a lo estresante que según piensan podría ser el llevar una relación de pareja.
Por: Luis Guillermo Shimabukuro