Si pensamos en las fiestas de diciembre en España o Italia (mi país), las primeras cosas que relacionamos a la Navidad y el Año Nuevo, son unas largas vacaciones y el miedo de subir a la balanza después de varios días degustando mucha comida. Y con lo que se refiere a las normas de estas fiestas, en mi país estamos acostumbrados a decir que la Navidad se pasa con la familia y el Año Nuevo podemos dedicarlo a los amigos y/o novio (a). En Japón es lo contrario, como los son muchas otras cosas que a veces nos cuestan entender o asimilar.
Tenemos que tener en cuenta que aquí en Japón el cristianismo no está muy extendido, así que ni siquiera es fiesta nacional, los niños van a la escuela y la gente trabaja como todos los días. Y debido a que no está relacionada a la celebración del nacimiento de Jesús, celebrar con la familia tampoco es esencial. La celebración de la Navidad en Japón es más vista desde el aspecto comercial, y que la mayoría, especialmente los jóvenes, prefieren pasar esta fecha con su pareja y/o amigos. Aún recuerdo cuanto me sorprendí al escuchar decir a mi amigo japonés que sí pasaba la Navidad con sus amigos, su novia le daría una paliza que no podría olvidar, la misma que mi madre me hubiera dado si le hubiera dicho que prefería pasar la Navidad con mi novio y no con mi familia.
Pero ¿Qué hacen las parejas cuando salen en el día de Navidad? Pues, por la tarde podrían darse un paseo admirando las hermosas iluminaciones que hay en diferentes lugares de Japón y tal vez pasar por algún mercadillo de estilo europeo que cada vez son más, y después ir a cenar pollo rostizado en un buen restaurante o en una cadena de comida rápida que para estas fechas ofrecen sets especiales muy al alcance del bolsillo y donde no es raro ver colas kilométricas de gente esperando para entrar. Esta tradición que para nosotros puede resultar un poquito curiosa es el resultado de una campaña publicitaria de una empresa de comida rápida que sorprendentemente ha sobrevivido hasta ahora. Otra tradición que puede resultarnos rara, pero es muy propia del 24 de diciembre en Japón, es comer kurisumasu keki (クリスマスケーキ), parecido a un pastel de cumpleaños de crema con fresas decorado con tema de Navidad. Algo que tal vez nos resulte práctico es que no tenemos que preocuparos por enviar los saludos y buenos augurios por Navidad porque aquí solo se acostumbra a saludar diciendo «merii kurisumasu” (メリー・クリスマス), o sea, Feliz Navidad.
Después del 25 de diciembre, los adornos navideños son reemplazados por ornamentos japoneses que nos anuncian la llegada del Año Nuevo que aquí se celebra completamente diferente a los países latinos donde la gente baila, bebe y se divierte hasta el amanecer. Aquí el Año Nuevo es una fiesta tradicional, íntima, de recogimiento con la familia. El día de la víspera se llama Oomisoka, casi todas las tiendas cierran muy temprano y es costumbre esperar para que llegue el año nuevo frente al televisor mirando al popular «NHK Kōhaku Uta Gassen”. Después de esto, precisamente a la media noche, todos los templos budistas se suelen tocar las 108 campanadas, que representan los 108 pecados de nuestra alma (Joyanokane). Los japoneses creen que las campanadas nos van a purificar de los pecados cometidos durante el año que termina. Después de esto, se hacen oraciones en el altar principal para pedir por la felicidad y salud, mientras que en otros lugares se queman los viejos amuletos de la suerte («omamori”) y se compran nuevos.
Y en lo que se refiere a la cena de noche vieja, se comen soba y se espera para el primer amanecer todos juntos (Hatsuhinode). Otras cosas muy importantes son la limpieza de la casa (Hakizome), que representa otra manera de purificar de todo lo malo ocurrido en el año pasado y la primera visita al templo (Hatsumōde), budista o sintoista que sea. Las otras numerosas tradiciones que queden como una sorpresa, para que pueda vivir con ojos de niño sorprendido una nueva experiencia.
Por: Alessia Marchi