En abril empezamos un nuevo año escolar, cada año nunca terminamos de descubrir que nos depara con los cambios de aula, amigos y maestros, y nosotros los padres con tantos papeles para rellenar.
Mi hija menor empezó a cursar el último año de la secundaria básica (chūgakkō), y ya recibimos la relación de los colegios en los que podrá dar el examen para ingresar al kōkō (highschool). Durante el Golden Week fuimos con ella a conocer el lugar y medir el tiempo de recorrido antes de tomar una decisión, dicen que para finales de verano debemos haber tomado una decisión.
Los padres que ya hemos pasado por esto sabemos que a pesar de tener bajas calificaciones durante la escuela primaria (shōgakō) y la escuela secundaria básica (chūgakkō), el alumno no repetirá el año escolar, a diferencia del sistema de educación de nuestros países. Tal vez muchos padres crean que sus hijos van bien en la escuela porque no repiten el año cuando en realidad no es así.
Lo complicado para muchos padres y alumnos, sean extranjero o japoneses, viene cuando los chicos ingresan a la secundaria básica que son tres años donde, aunque tampoco reprobaron el año, son continuamente evaluados para que antes de terminar del tercer año, padres y alumnos con asesoría del maestro, seleccionen un kōtōgakko (abreviado kōkō). Esta etapa es una competencia de puntajes obtenidos durante los últimos tres años de estudio.
En Japón el kōkō no es obligatorio, sin embargo, el 90% de estudiantes lo cursan, durante estos tres años son importantes para seguir estudios universitarios o técnicos.
Como comentaba al inicio, los puntajes obtenidos durante los últimos tres años de chūgakkō son decisivos para elegir el kōkō. Los alumnos que desean ingresar al kōkō deberán dar un examen a nivel estatal y solo ingresarán los que obtengan altos puntajes; aunque también se evalúa el currículum, participación social, conducta y trabajos del alumno durante los estudios anteriormente cursados.
Para que todo alumno tenga la oportunidad de ingresar al kōkō, se dan dos exámenes, el primero es para ingresar a un colegio privado (con gran costo económico), y el segundo y más requerido es el que se da para ingresar a un kōkō del estado o de la ciudad (el costo es mínimo). En Japón, el prestigio que preservan ciertos colegios es importante y también se toma en cuenta al momento de elegir uno.
Durante este mes y los próximos nos toca seguir investigando, deseo vivir este proceso junto a mi hija viendo las diferentes posibilidades antes de decidir el colegio para el cual dará el examen para ingresar; este es un nuevo camino para ella y el primero de una serie de retos que enfrentará en el campo académico.
Con la experiencia que he tenido con mis hijos mayores sé lo importante que es que culmine sus estudios, y por experiencia propia creo que los estudios superiores que le demos le serán de gran beneficio en su vida adulta, como mamá y como esposa el día que se case, pero principalmente como mujer pues será una persona preparada.