En Japón existe un rosario de tradiciones muy curiosas e interesantes para recibir el año nuevo, una de estas tradiciones se realiza en la víspera del año nuevo, donde los templos hacen sonar 108 campanadas. A esta tradición se la conoce como «jyoya no kane» ( 除夜の鐘 ) literalmente traducido como » campanadas de noche vieja». Existe una explicación sobre el origen del número 108, el cual no sería más que un juego de palabras relacionadas con los números (Goroawase).
En el centro de la filosofía del budismo japonés , existe una palabra llamada «shikuhakku» ( 四苦八苦 ) la cual hace referencia a los cuatro dolores y ocho angustias del ser humano; la cual con juego de palabras se cambia a cuatro números que son: shi: 4, ku:9, ha: 8 y ku:9 . Estos números se dividen en dos palabras: shiku (49) y hakku (89); se dice que estos don números tras unas operación matemática dan como resultado 108; de aquí lo de las 108 campanadas. El «shikuhakku» ha estado presente incluso en la época de los antiguos guerreros japoneses (Samurai ) y se dice que probablemente teien su origen en el «bushidoo» (la senda del guerrero) o «código del Samurai «.
Sobre esta tradición se teje el rumor que la última campanada se da justo al inicio del año para de esta manera dar paso al año nuevo, quizás tenga como motivo crear algún tipo de lazo místico; aunque también hay templos en los que no se suele sincronizar estas campanadas.
En la religión budista se tiene la creencia que los humanos poseemos 108 deseos mundanos los cuales son el origen de nuestro sufrimiento terrenal y que al oír las 108 campanadas al finalizar el año, cada campanada nos estaría liberando uno por uno de dichos deseos permitiéndonos iniciar el año nuevo con nuestro ser renovado.
Se podría decir que el recibimiento del año nuevo en Japón lleva más un carácter místico, familiar y sagrado; a diferencia de Occidente donde se suele realizar grandes fiestas y costumbres como lanzar fuegos artificiales, algo que en Japón no se estila para esta celebración.
Por: Luis Guillermo Shimabukuro