Hiroshima es un nombre muy famoso a nivel mundial debido a la tragedia causada durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy día, la ciudad ha hecho su lema y su objetivo, alzar la voz pidiendo por un próspero futuro donde el mundo esté libre de armas nucleares.
Sin embargo, fuera de ese hecho, realmente no sabía mucho de Hiroshima o que había alrededor de la ciudad sino hasta que la visité hace poco.
Hiroshima es una bella ciudad llena canales formados por 6 ríos, por lo que se le puede atribuir el apodo de “Ciudad de Agua”. Estos ríos proporcionan nuevas opciones de transporte como “taxis acuáticos”, y al desembocar en el Mar Interno de Seto, también es posible dirigirse a otras ciudades o islas cercanas.
El Parque de la Paz se encuentra en una “isla” entre ríos en frente del Domo Genbaku, donde cayó la infame bomba. Este parque es un pulmón verde de la ciudad lleno de pastos, arboles, bancas y otras facilidades que permiten a los residentes venir a tomar un descanso de su vida diaria. Aquí también se encuentran varios monumentos y un museo, donde se recuentan los detalles relacionados a la bomba atómica.
Antes de la tragedia, el parque solía ser el sector comercial más activo de la ciudad. Gracias a su locación junto a los canales que conectaban con las rutas de comercio marítimas del Mar de Seto, aquí se podían encontrar los barrios de los gremios de mercaderes y artesanos que hacían negocios desde la mañana hasta la noche.
Estos detalles entre otros, los aprendí visitando el “Castillo de Hiroshima”. Una reconstrucción del castillo original que fue destruido por la bomba, ahora es un museo donde se cuenta la historia de la ciudad. Desde la época de los samuráis en el periodo Sengoku, pasando por el estricto pacifismo del periodo Edo, hasta llegar al periodo Meiji, el castillo relata la evolución de la ciudad a nivel económico, social, educativo y cultural a través de todos esos siglos. Las exhibiciones del museo van desde instrumentos de cocina hasta armamentos, todas con placas en inglés, y a veces, guías de audio (en inglés). También ofrece zonas para fotos, como un mirador en el piso más alto del castillo y un espacio para posar con un casco de armadura samurái; sin mencionar el parque público circundante el castillo mismo.
Hiroshima también tuvo una rica historia de entretenimiento con obras de Bunraku, Kabuki y Noh, hasta que la mayoría fueron prohibidas cerca al área del castillo y se mudaron a la cercana isla de Miyajima.
Miyajima, que ya tenía importancia como un puerto central en el Mar de Seto, se convirtió en el centro de arte y entretenimiento de la región, y a día de hoy es famoso por sus templos y santuarios, entre estos el más conocido siendo “Itsukushima” por su famosa Torii en el agua.
La isla mantiene su pintoresca infraestructura de casas y tiendas rusticas, una vista que sumada a las bellas vistas del Mar de Seto, y el dinamismo de los venados errantes, dan lugar a una caminata serena pero memorable.
Un barrio lleno de comercios y los murmullos de la gente disfrutando su día lo convierten en una relajante escapada de fin de semana para disfrutar en soledad o en familia. Otro barrio lleno de museos y centros educativos para aquellos que aprecian la cultura. Y finalmente, 3 rutas de senderismo a través de las montañas que ocupan la isla brindan emoción para los más aventurados.
Finalmente, Hiroshima también es famoso por su comida. Entre estas la más famosa siendo el “Okonomiyaki” estilo Hiroshima, o “Hiroshima-yaki”, que puede encontrarse en diversos restaurantes a través de la ciudad. Si alguna vez visitan la ciudad, no se olviden de probarlo para completar su experiencia.
Por Sebastian Burbano