El Obon (お盆) es una conmemoración para celebrar el reencuentro con los antepasados, ya que los japoneses brindan un tributo muy especial a los difuntos.
Este importante festival tiene una duración de tres días, que van del 13 al 16 de agosto (dependiendo del calendario lunar) ya que a diferencia de otras partes de Japón, como en Okinawa, esta celebración tiene lugar a mediados de julio (según el calendario solar). Durante este festival, las familias suelen reunirse y visitar las tumbas de sus seres queridos, vestidos con una yukata tradicional (kimono de verano), bailan juntos al son de la música y el repicar de los tambores, disfrutando así de la comida y bebida de la temporada.
EL festival de Obon tiene origen budista, comenzó a celebrarse hace aproximadamente 500 años y cuenta la leyenda que un discípulo de Buda veía el espíritu de su madre fallecida que sufría y, gracias a las enseñanzas de Buda, pudo guiar a su madre para que descansara en paz. En sintonía con la visión circular del tiempo de la filosofía budista, la muerte está integrada en el curso de la vida como una etapa más y en vez de vivirla como el fin de todo, se cree que el alma se reencarnará en la próxima vida.
En la mayoría de casas japonesas suele haber un altar denominado butsudan (仏壇), delante del cual se colocan bolas de arroz, pepinos y berenjenas con patas hechas de palillos y sake. El arroz y el sake es para que los difuntos coman, mientras que el pepino y la berenjena simbolizan un caballo y una vaca respectivamente. Se cree que los espíritus de los difuntos llegan a caballo a visitar a los familiares ya que tienen prisa por llegar a disfrutar del festín y de la compañía de los seres queridos, pero se vuelven montados en una vaca, a paso lento, con pena por tener que despedirse después de la visita.
Durante estos días, también es común visitar las tumbas de los difuntos para limpiarlas, colocar comida, bebida y adornarlas con flores en una ceremonia denominada haka mairi (墓参り), literalmente; una visita a la tumba.
Además, otra cosa carac-terística de esta celebración es la colocación de farolillos en las puertas de las casas para guiar a los espíritus que llegan. El último día se deja que los farolillos se alejen flotando por los ríos o el mar, para que acompañen a los espíritus en su vuelta al otro lado. La visión nocturna de cientos de farolillos navegando por el río o por el mar es algo que merece la pena disfrutar.
Además, cada región de Japón tiene su particularidad a la hora de celebrar el Obon. Por ejemplo, en Kioto, el día de la despedida de los espíritus, las cinco colinas que rodean la ciudad pueden verse iluminadas con kanjis o letras chinas, en el denominado okuribi (送り火) o fuego de despedida, lo cual también es otra manera de guiar a los espíritus de vuelta y despedirlos hasta el año próximo.
Por: Abby Hymura
Licenciada en Ciencias de la Comunicación
E-mail: lola_ligabay@hotmail.com