En muchas actividades del sector servicios y comercio hay una preocupante escasez de mano de obra y es por eso que el actual gobierno de Abe ha flexibilizado el ingreso de trabajadores asiáticos con el visado de «practicante” o «técnico específico”. Solo en este año 2019 se calcula que llegarán unos 100.000 y en unos años más un total de 370.000. Ya de por sí en estos últimos 6 años han ingresado casi 300.000 como practicante y otros 300.000 como estudiantes que pueden trabajar hasta un máximo de 28 horas semanal. Los sindicatos suelen «argumentar” que no aumenta el salario de los trabajadores japoneses, principalmente de los precarios por contrato o a tiempo parcial, justamente por la presencia de estos extranjeros; aunque hacen poco o casi nada por los precarios sin distinción de nacionalidad. Cabe recordar que el total de mano de obra extranjera activa no llega al millón y medio de trabajadores dentro de casi 60 millones que conforman la población laboral activa. Los extranjeros representan apenas el 2.5% del total, aunque en algunos sectores, actividades y ciudades, haya una presencia mayor o se perciba que son más.
Y los expertos en economía laboral señalan que la principal razón del no aumento salarial es que las empresas tienen a su cargo demasiado personal con baja o poca productividad y encima por sus años de antigüedad deben pagar salarios relativamente elevados sin poderlos despedir. Los llamados «shain” con contrato hasta la edad de retiro han venido cobrando más por antigüedad que por su desempeño o sus logros. Es una práctica que ha permitido fortalecer la lealtad a la empresa y desarrollar nuevas tecnologías, pero no ha sido muy útil para adaptarse a los rápidos cambios de la globalización y el futuro inmediato que se avecina. Por ende, para las empresas son una carga financiera muy elevada. Además, en estos 10 años ha disminuido un 17% la población laboral menor de 35 años y los mayores de 60 o 65 años, aunque tengan contratos con menos salario después de su retiro muchos solicitan seguir trabajando porque esos ingresos los complementa con la jubilación. Algunos jubilados son verdaderos maestros en su especialidad y están dispuestos a trabajar por mucho menos paga que en su vida activa, pero en muchas áreas no deja de ser un obstáculo para las reformas y cambios estructurales.
El empleo precario o no permanente, una parte promovida por los mismos trabajadores, ronda el 38% de la población laboral activa donde en los varones es del 21% y en las mujeres del 56%. A pesar de las reformas a las leyes laborales de la última década no se ha podido integrar bien la mano de obra femenina que tienen buena preparación académica, pues cuando dejan su empleo fijo por matrimonio y maternidad les es muy difícil luego ocupar trabajos medianamente remunerados, flexibles y con motivación. Son las mismas empresas que aún no han cambiado su modo de pensar en la gestión de los recursos humanos. Por otra parte, hay otro factor que impide el aumento salarial y es muy posible que los próximos decenios sea el elemento más complejo con el que lidiar. La tecnología de la información y la digitalización de las tareas hace que muchos empleos se vayan simplificando más y solo los que tienen cierta calificación logren aumentos y ascensos haciendo la salvedad de que nada es permanente.
Otro elemento para considerar es la baja tasa de desempleo, que ahora es de 2.4% con 1.6 millón de parados en la economía japonesa (un poco más que el millón y medio de extranjeros activos). O sea, Japón está en una situación de casi pleno empleo, pero el problema es que los que por la recesión o la crisis financiera del 2008 quedaron parados, aunque fueren bastante calificados en su momento muchos no han logrado reubicarse en empleos remunerados. El impass de unos años o los parados de empresas que han quebrado no tienen tantas posibilidades de encontrar un buen trabajo. Las empresas prefieren contratar graduados jóvenes con más ímpetu y «limpio” de esos precedentes y eso hace que baje el nivel general de los salarios.
Además, cuando la escasez de trabajadores se produce en actividades donde los salarios son bajos o medianos eso tampoco ayuda a que aumenten en las demás actividades, excepto en tareas específicas de alta calificación. En esto se refleja el desequilibrio entre la oferta y la demanda laboral de cada rubro, y el hecho de que sobren empleados en el sector financiero como ocurre actualmente eso no significa que estos puedan cubrir la demanda en el sector hotelero – turístico o de cuidado de adultos mayores en los geriátricos.
Lo que exige el mercado laboral es bastante dinámico y caprichoso. Además, los que ganan buenas remuneraciones están supeditados a mantener y mejorar su productividad laboral de manera permanente y estar a la altura en el uso de las herramientas digitales que cada vez más avanza en todas las tareas.
La inteligencia artificial racionaliza y facilita muchas tareas y encima a un costo menor. Las aplicaciones, aun pagadas, eliminan costos de personal y si la misma empresa moderniza todo el proceso de información y de decisiones en base a esta digitalización se podría decir que muchos de los que hoy están con un empleo medianamente remunerado, en una década pueda que queden prescindidos. Solo algunos ganarán bien o muy bien y muchos ganarán más o menos igual o tal vez menos que ahora.
Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social de Japón https://www.mhlw.go.jp/stf/newpage_03337.html
Tasa de desempleo, mayo de 2019. https://www.stat.go.jp/data/roudou/sokuhou/tsuki/index.html
Por: Lic. Alberto Matsumoto