«El Puerto de Kobe y la emigración japonesa a Latinoamérica», un homenaje a nuestros ancestros

Más de un centenar de personas, en su gran mayoría japoneses que llegaron desde diferentes lugares de Hyogo, y de otras prefecturas como Osaka, Kioto, Saitama y Kagawa, asistieron al seminario «El Puerto de Kobe y la emigración japonesa a Latinoamérica», realizado por Comunidad Latina Hyogo (HLC), el pasado domingo 3 de septiembre en el Centro de la Migración e Intercambio Cultural de Kobe.
La mexicana Asako Ogino, basada en el libro «Quinientos años entre México y Japón a través del mar» de su padre, el Sr. Shozo Ogino, inició las presentaciones explicando que, a diferencia de otros países, México y Japón no tuvieron un acuerdo de inmigración, sino que fue gracias a la iniciativa de Takeaki Enomoto quien organizó un grupo de emigración hacia México de 35 personas, quienes llegaron a Chiapas el 19 de mayo de 1897 para cosechar café. El grupo se desintegró por falta de capital y 4 de los miembros deciden fundar la «Compañía Cooperativa México-Japón» estableciendo campos de cultivo de caña de azúcar para fabricar Ron, sentando así las bases de una comunidad próspera.
Acto seguido; Roxana A. Oshiro hizo un repaso sobre la historia de la migración japonesa al Perú que se inició el 3 de abril de 1899 con la llegada del Sakura Maru al puerto del Callao transportando a los primeros 790 migrantes, dando inicio a una colonia que en 1941 estaba conformada por unas 26.300 personas procedentes en su gran mayoría de Okinawa, entre los que se encontraba su abuelo. Explicó además sobre las duras condiciones de trabajo que enfrentaron, del gran trabajo y esfuerzo que realizaron, de cómo lograron organizarse y apoyarse, de los duros momentos que afrontaron durante la segunda guerra mundial, de cómo lograron recuperarse y educar a sus hijos, sentando las bases de lo que hoy es una próspera comunidad nikkei, conformada por unas 50 mil personas, una de las más numerosas en el mundo.
La exposición sobre la migración japonesa al Argentina estuvo a cargo de Crsitina Tsuda, quien narró que desde 1920 a 1960 llegaron a su país la mayoría de residentes japoneses, ingresando a través de Brasil u otros países vecinos para dedicarse a negocios como cafés y tintorerías, y cómo los descendientes incursionaron en la agricultura y floricultura, mientras que la tercera y cuarta generación se dedicaron a estudiar alcanzando carreras universitarias. Explicó como su madre natural de Nagasaki, emigró en 1957 al Paraguay junto a otros japoneses, pero que al llegar a su destino encontraron un terreno completamente vacío donde tuvieron que construir su propia casa con árboles (palmeras y bambú) y que, debido a que las condiciones eran muy duras, muchos morían porque estaban en medio de la selva y no había médicos. En 1964 su mamá viaja a la Argentina contratada como cocinera, pero después junto a sus padres, se dedica a cultivar flores para exportación. 6 años más tarde se casa y pone una tintorería que fue el sustento de la familia hasta 1986, y que dos años después regresó a Japón. Cristina, contó además que, en el 2001, debido a que la situación económica en su país empezaba a ponerse mal, decidió venir a trabajar a Japón.
Concluyendo las presentaciones, Tomoko Yokogi junto a su hija Naomi Fujito, contó que, en 1957, junto a sus padres y cuatro de sus hermanos, emigraron a Paraguay. Recordó que estuvieron hospedados unas dos semanas para recibir chequeo médico, vacunas, etc., precisamente en el mismo lugar donde se realizó el seminario, (en aquella época funcionaba como el Centro de la Migración de Kobe), y que luego partieron en un buque mercante holandés desde el Puerto de Kobe, en un viaje que duró casi dos meses. Llegaron a trabajar, pero a los dos años, la compañía quebró y los migrantes tuvieron que buscar otro medio de sustento, algunos se dedicaron a la agricultura y otros al comercio. Trabajaron mucho y aunque no fue fácil, a base de mucho esfuerzo salieron adelante, su padre compró un terreno para dedicarse a la agricultura y construyó su casa. Ella, después de casarse, se dedicó también a la agricultura, pero cuando su hija mayor tenía que ingresar a la escuela, decidieron mudarse a la ciudad de Pedro Juan Caballero donde se dedicaron al comercio. Después de haber residido en Paraguay durante 32 años debido a que fueron asaltados y a que sus 5 hijos se encontraban en el extranjero, en 1990, ella y su esposo decidieron regresar a Japón.
Al termino de las exposiciones, los asistentes pudieron realizar preguntas y expresar sus inquietudes sobre los temas expuestos en un agradable dialogo abierto.
Entre el público hubo japoneses que emigraron a Argentina, México y Paraguay, países en los que residieron durante 20 o 30 años, y a quienes se pudo ver escuchando muy emocionados las exposiciones y observando con nostalgia las fotografías, que como más de uno de ellos expresó, «le recordaba su época de inmigrante y todo lo que tuvieron que luchar y lo duro que tuvieron que trabajar para sacar adelante a sus familias, y lo difícil que se les hizo aprender el español”.

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