¿Ustedes han escuchado la palabra jikka zimai, cierre de la casa?
Es uno de los problemas que tienen muchos japoneses estos días. En este caso la “casa” se refiere a la casa de los padres y se venden o se destruyen cuando en ella ya no vive nadie porque los padres fallecieron o envejecieron y están internados en hospitales o casas de reposo. Hoy en día la mayoría de los japoneses viven separados de sus padres después de graduarse del colegio, de la universidad o después de haberse casado, para comprar una casa nueva. Por tanto, no necesitan la casa donde vivían cuando eran niños y se ven obligados a cerrarla.
El cierre de la casa es un trabajo más complicado que realizar una mudanza porque no es un simple trabajo de llevar cosas a otra casa, además es una decisión difícil de tomar a nivel psicológico porque tienen que cerrar la casa donde crecieron y vivieron con sus padres. Pero es recomendable hacerlo cuanto antes si es posible porque si la dejan desatendida, queda cubierta de vegetación y puede molestar a los vecinos.
El cierre de la casa suele ser costoso y requerir mucho trabajo. Para cerrar la casa, lo primero que hay que hacer es recoger las cosas que están en la casa y vaciarla. Después pueden venderla o destruirla. Aunque es posible destruirla sin vaciarla, en ese caso cuesta mucho dinero.
Según una encuesta, en más del 40% de los casos el proceso demoró de seis meses a poco menos de un año y en más del 25% de los casos demoró más de un año. Una de las razones por las que toma tanto tiempo es que los japoneses de la tercera edad dan mucha importancia a usar las cosas durante mucho tiempo y guardan cualquier cosa sin tirar y la cantidad de basura es enorme. A consecuencia, el trabajo resulta muy complicado.
Además, no es una tarea sencilla dividir cosas necesarias o innecesarias porque a veces no saben el valor de objetos o si sus pardes los atesoraban bien o no. Lo más recomendable es recoger poco a poco con sus padres mientras ellos están vivos. Así pueden saber qué deben tirar y qué guardar.
Para los que tienen dificultad en cerrar la casa por sí mismo por razones como no tener tiempo o vivir lejos, hay empresas que hacen este servicio, aunque es caro, unos 300,000 yenes por día.
Desde hace tres meses yo ayudo a mi madre a cerrar la casa de sus padres, o sea la casa de mis abuelos y vamos allí una vez cada tres o cuatro semanas. Es un trabajo arduo porque para ir debemos viajar una hora en carro y tenemos que regresar llevando la basura en el carro y botarla de acuerdo con las reglas de la ciudad donde vivimos. Todavía quedan muchas cosas por tirar. Esperamos que para el fin de este año hayamos terminado este trabajo.
Sanami Takahashi