Casi todos saben que existe la tarjeta MyNumber y es obligatoria. Para diversos trámites incluso para el cobro del subsidio público de ayuda Covid-19 (100.000 yenes) del año 2020 fue necesario; aunque los que no la tenían sufrieron más demoras en el cobro.
Japón tiene una larga historia en este tema del carné de identificación personal y los intentos de consolidar una que sea aplicable para diversos trámites no ha funcionado, sea por desconfianza de sus ciudadanos a un sistema digitalizado que puede vulnerar la privacidad de los datos personales o simplemente porque – como muchas veces ocurre – por falta de transparencia y explicación de parte de los gobernantes en la implementación del sistema.
De todos modos, desde octubre habrá un Ministerio de Digitalización y será – al parecer – el órgano que ejecute la digitalización administrativa del Estado y facilite a los ciudadanos todo tipo de trámite en los municipios, prefecturas y demás organismos públicos. Para los extranjeros, pueda que en algún momento esté integrado al Servicio de Migraciones y eso evitaría en cada cambio de domicilio ir a la Oficina de este organismo para declarar esos cambios, renovaciones y demás trámites.
De por sí, hoy en día, los que tenemos el MyNumber es bien fácil sacar el certificado de domicilio o «juminhyo» en una tienda de conveniencia, lo que permite hacer otros trámites como la firma de un contrato de alquiler, compras a cuotas, etc.
El MyNumber es una tarjeta individual con 12 dígitos y las empresas y entidades con personería jurídica también están obligadas a registrarse para obtener un número de identificación de 13 dígitos. Todo esto facilita los trámites tributarios y de la seguridad social.
Las empresas deben exigir a sus empleados la presentación de este número para emitir la Constancia de Pago y Deducciones «gensenchoshuhyo» u otra similar cuando abona honorarios o paga un monto determinado de un contrato. De esta manera, la Oficina Tributaria «zeimusho» racionaliza mucho tiempo y recursos para verificar la procedencia del pago y del beneficiario. Lo mismo es con la seguridad social, o sea con el seguro de salud y jubilación.
Si realmente se acondiciona con el MyNumber eso facilitaría muchísimo los temas administrativos del día a día como en la solicitud de créditos personales e hipotecarios. En los Estados Unidos utilizan el número de la seguridad social y en los países europeos poseen algo parecido para llevar un control de sus contribuyentes. En los países de América Latina también existe el número del DNI o un RUT (Rol Único Tributario) y es una manera de evitar evasiones.
En el de Japón prevé el uso también de parte de firmas privadas para justamente verificar si es viable el otorgamiento de créditos lo que provoca un poco de resistencia. De todos modos, cada ciudadano puede ver en su portal qué organismo o entidades han entrado para conocer sus datos. Lo que está en discusión ahora es que lo maneje el Estado a través de un solo organismo y no los municipios como lo hacen ahora con tantas desprolijidades y torpeza.
Hay un sitio especializado de MyNumber para hacer la solicitud y emisión del mismo. Está en varios idiomas, incluyendo el español y el portugués (ver arriba a la derecha).
https://www.kojinbango-card.go.jp
https://www.cao.go.jp/bangouseido/foreigners/spanish.html Oficina de Gabinete (español)
Es muy posible que el carné se digitalice con un código QR en un teléfono inteligente lo que permitiría facilitar aún más todo tipo de trámite e incluso compras de cierto valor. Las madres podrán tramitar desde su domicilio los subsidios de crianza y toda ayuda pública para la educación, pues el municipio podrá verificar con más facilidad la veracidad de esa solicitud a través de los datos de la declaración de ingresos.
Si todos los ciudadanos hubieran tenido el MyNumber se habrían evitado todos los papeleos y la burocracia que han provocado gastos de miles de millones de dólares en el programa de vacunación contra el Covid-19. Muchos municipios siguen con procedimientos arcaicos y análogos y realmente es increíble lo lento que han sido en todo esto. Ni que hablar de los seguimientos que hacen los Centros de Salud (Hokenjo) de los posibles contagiados del Covid que usan el fax y todo es en papel y lápiz (luego lo digitalizan, pero es ineficiente). Lo mismo ha sido para el pago de subsidios y ayudas para comercios y empresas que han tenido que cerrar o limitar las horas de trabajo por las medidas de restricción que han dictado las autoridades para controlar la expansión del nuevo coronavirus.
Se requiere una decisión política más certera y precisa con sanciones y premios para efectivizar la obligatoriedad del MyNumber, caso contrario Japón seguirá en lo digital en la «edad de piedra».
Por: Lic. Alberto Matsumoto (artículo publicado en la edición agosto 2021 de Revista Latin-a)