Desde mitos y leyendas hasta pasajes reales de la historia, todo lugar tendrá siempre dentro de su cultura, personajes que sobresalen por sus grandes hazañas y que el tiempo se encarga de inmortalizar convirtiéndolos en iconos o héroes. En Japón existió un personaje especial que pasó a estas filas por sus proezas.
Cuando se habla de Japón desde la perspectiva turística, normalmente solemos imaginar algunos iconos populares de su cultura, pero inevitablemente se nos vendrá a la mente aquella imagen del Japón feudal, concretamente aquellas escenas de combates entre esas élites guerreras llamadas «Samurai» y que en la actualidad, se suelen recrear en películas o revistas, haciéndonos de esta manera viajar en el tiempo por unos minutos generando fascinación en algunos.
Durante la época feudal, los «Samurai» fueron considerados grandes guerreros, personas de la alta clase social que normalmente trabajaban para un emperador y llevaban consigo un código moral que los hacían especiales, sin embargo, los «Ronin» eran aquellos Samurais mercenarios que no tenían dueño y se ganaban la vida como podían.
Cuentan los relatos que existió un Samurai llamado Miyamoto Musashi, un personaje que nunca perdió un combate y solo los años se llevaron su vida, no sin antes dejar su legado en un libro titulado «Go Rin No Sho » 五輪書 (Libro de los cinco círculos) que trata sobre estrategias de combate con un toque de filosofía budista, un libro que según cuentan, sirve mucho a los empresarios japoneses como «manual de negocios», un libro paralelo al gran clásico chino «El arte de la guerra» de Sun Tzu (un libro que ha servido mucho al ejército Estadounidense para basar muchas de sus técnicas de combate).
Hijo de un Samurai
Miyamoto Musashi fue hijo de un Samurai maestro en artes marciales, nacido posiblemente en 1584 bajo tutela de un padre muy severo que lo maltrataba físicamente, esto generó que se inculcara en él a temprana edad un carácter violento sumado a una destreza en el manejo de la espada. A la temprana edad de 8 años quedó huérfano tras la muerte de su madre (un año antes había perdido a su padre), debido a esto, el hermano de su madre quien era un sacerdote, se hizo cargo de su tutela; aunque otros relatos narran que en realidad huyó de casa debido al maltrato buscando refugio en su tío materno, un sacerdote budista. Sea cual fuere la razón, decidió emprender más adelante una nueva vida ermitaña.
Siguió practicando diversos estilos de artes marciales llegando a perfeccionar su propio estilo, siendo la única persona que podía usar dos espadas a la vez, era evidente que aquel espíritu guerrero lo llevaba en sus genes. Utilizaba la psicología como técnica para desconcertar a sus rivales, cuentan que incluso una de sus curiosas técnicas era llegar tarde a los duelos como si le importara poco o nada para así dejar a su rival de mal humor y generarle desconcentración durante el combate.
Cuando cumplía los 13 años de edad, desafió a conocido maestro Samurai que se dedicaba a ir de pueblo en pueblo desafiando personas , su nombre era Arima Kihei y sería su primera víctima tras una larga lista de maestros que derrotaría , pues uno de sus objetivos era enfrentarse mayormente con maestros de artes marciales para «ascender» de forma rápida. Lo más resaltante de su primer duelo, fue que lo hizo con una espada de madera ante un gran rival; también destaca la violenta forma con la que mató a Arima Kihei. Considerado un «Ronin”, Miyamoto Musashi ha sido origen de muchas leyendas o quizás relatos reales por sus proezas como la de atrapar a tres moscas con un ohashi en un bar tras ser objeto de amenazas por verle con dos espadas, pues a juzgar por su aspecto, pensaron que las había robado ya que era extraño ver a un forastero con dos espadas Samurai (una escena muy llevada a las películas de hoy en día).
Otro relato narra que gracias a su fama de llegar tarde a sus citas de combate, en una ocasión tras ser retado por varios luchadores, Miyamoto llegó muy temprano para esconderse y escuchar el movimiento de sus adversarios para luego darles un ataque sorpresa y eliminando así a todos sus oponentes.
Miyamoto Musashi participó en algunos grandes combates entre clanes y aunque su bando fue derrotado, era de los pocos sobrevivientes y que de forma independiente nunca fue derrotado.
Tras su muerte
Murió en 1645 a la edad de 62 años, cuentan que el día de su muerte un fuerte relámpago rugió en los cielos como si de una divinidad se tratase.
En 1930 se realizaría en Japón la primera película muda sobre su personaje y en la actualidad, sabemos que el cine de Hollywood adapta algunas proezas heroicas al estilo Samurai que posiblemente estén basadas en gran parte sobre este personaje. En la actualidad, su nombre es una leyenda y su escuela de artes marciales en el arte de la espada, uno de los legados más antiguos con más de tres siglos enseñando. Un lugar donde se enseñan técnicas mortales y que en su momento fueron prohibidas a los occidentales.
En la prefectura de Okayama se levanta una pequeña estación de tren a su nombre, a un Samurai que ha sido fuente de inspiración en muchos campos que van desde los negocios hasta la sub cultura. Desconocido para muchos pero admirados por quienes conocen su legado y parte de su historia. Los Samurai y su disciplina han sido siempre un tema muy interesante, centrarnos solo en un personaje como Miyamoto Musashi, es verlo desde otra perspectiva y descubrir cómo algunos sabios maestros suelen pasar desapercibidos, maestros de los que solo conocemos el eco de su hazañas por medio de historias modernas y nombres ficticios sin saber que realmente fueron personas de carne y hueso.
Por: Luis Guillermo Shimabukuro para el espacio «Japónica y Turismo» del sitio web «Latin-a.org» y su canal de youtube: https://www.youtube.com/user/RevistaLatina