En Japón las castañas se comen de varias formas: se cocinan con arroz (kurigohan), con agua y azúcar (kurikinton), y hay dulces que llevan este fruto como mont blanc (モンブラン:monburan) o kurimanjū (un tipo de mochi que tiene anko (pasta de judía dulce) con este fruto, y que tiene forma de castaña). Los niños de guarderías suelen ir de excursión a cosechar castañas y las llevan a casa como recuerdos.
Se dice que la castaña es nutritiva y ha sido un alimento importante desde el período Jōmon (aproximadamente desde el 14,500 a. C. hasta el 300 a. C.). Se sabe que desde hace 9000 años ya se comían castañas en Japón pues excavaron y encontraron castañas carbonizadas en algunos yacimientos arqueológicos de ese período. Además, gracias al análisis de ADN de castañas sacadas de uno de los yacimientos arqueológicos se sabe que en ese período empezaron a cultivar esta planta.
La castaña es una planta que se cultiva en la zona templada. Las flores de castaña florecen a principios de verano y luego se fructifican en otoño. Aunque hay diferencias dependiendo de la variedad, se puede decir que la cosecha comienza alrededor de mediados de agosto y generalmente en septiembre y octubre cumple su temporada.
Hay un refrán japonés con este fruto: «Momo kuri san nen Kaki hachi nen». Esta expresión dice: «los melocotones y las castañas necesitan tres años para fructificar desde ser sembrados, mientras los kakis necesitan ocho años para hacerlo”. Esta expresión quiere decir que las cosas no se pueden hacer de la noche a la mañana, sino que necesitan tiempo.
El camino de Kumano (Kumano Kodo) tiene un relato relacionado a este fruto. Este camino se encuentra en los sitios sagrados y rutas de peregrinación de los Montes Kii, patrimonio de la humanidad, que abarcan la prefectura de Wakayama, Nara y Mie.
La historia dice que un Oshō (monje budista) y su discípulo chiquito en un templo que estaba dentro de un pueblo rodeado de las montañas. Un día el discípulo fue a las montañas a recoger castañas encontrándose a una anciana que le dijo: «Ven a mi casa. Te serviré una buena comida con castañas». Cuando el discípulo regresó al templo y le contó a Oshō, este le dijo: «Ella debe ser Yamanba (un fantasma de anciana que habita en la montaña). No debes ir”. Pero el discípulo insistió en regresar, entonces Oshō le dio tres ofudas (amuleto de papel). El discípulo regresó a la casa de la anciana, comió el delicioso arroz de castañas y se durmió, entonces la anciana comenzó a afilar el cuchillo. Cuando el discípulo se despertó para orinar oyó el sonido de las lluvias que empezó a caer y le decía: «La anciana te va a comer”. El discípulo entró apresuradamente en el baño, pegó un ofuda en un pilar y escapó por la ventana. Cuando la anciana fue al baño y preguntó: «Niño, ¿todavía no?», el ofuda le respondió: «todavía no». Yamanba ya no pudo esperar más y rompió la puerta del baño, pero el discípulo había desaparecido y solo había un ofuda roto, entonces empezó a perseguirlo. Cuando la anciana ya casi alcanzaba al discípulo, este le dijo al segundo ofuda, » Conviértete en un río» y siguió huyendo, pero la anciana también cruzó el río. Al ver que la anciana ya casi lo alcanzaba, le dijo al tercer ofuda: «Conviértete en una montaña arenosa», y fue así como pudo regresar al templo. La anciana subió a la montaña arenosa y Oshō aprovecho para decirle: «Siéntate y come pastel de arroz. ¿Qué te parece si competimos transformándonos? Entonces la codiciosa anciana se transformó en Oōnyudō (un fantasma grande), pero Oshō le dijo: «Acaso no puedes convertirse en algo pequeño» y la anciana se convirtió en un frijol rojo y Oshō se lo comió envolviendolo con pastel de arroz.
Kurigohan
Kurikinton
Monburan
Imagen tomada de
Japanese Food Guide – Oksfood
Articulo escrito por. Sanami Takahashi