Uno de los más grandes sueños del ser humano a lo largo de la historia ha sido mantenerse eternamente joven, vigoroso y en la plenitud de sus capacidad físicas y mentales.
La búsqueda del «elixir de la eterna juventud» así se ha mantenido durante siglos. Pero últimamente esa búsqueda se ha centrado en las islas de Okinawa, Japón.
En este lugar, ubicado en un archipiélago del sur del territorio nipón, los adultos mayores no sólo disfrutan de la mayor esperanza de vida del mundo, sino que lo hacen de manera plena y en un estado de salud envidiable. Por ello, desde hace décadas sus habitantes son materia de diversos estudios científicos.
No es para menos, pues allí llama la atención el número de personas que alcanza los 100 años. Por cada 100.000 habitantes, Okinawa tiene 68 que superan el siglo de vida.
Una estadística realmente sorprendente, ya que supone más de tres veces la proporción que se da en algunas poblaciones de Estados Unidos con el mismo tamaño.
Solo en el 2016, ya se tenía registrado a 1.000 personas que tenían más de 100 años en Okinawa.
Pero, ¿cuál es el secreto de los okinawenses para conseguir “la eterna juventud”?
Según algunos estudios científicos realizados por la Universidad de Sídney en Australia, uno de los factores tendría que ver principalmente con la dieta o alimentación de Okinawa.
Esta se caracteriza por una alta proporción de carbohidratos con respecto a las proteínas, denominada “proporción Okinawa”, con una abundancia particular de batata como fuente principal de calorías.
«Llama mucho la atención porque es todo lo contrario de las dietas populares actuales, que abogan por un consumo elevado de proteínas y bajo de carbohidratos», señala Samantha Solon-Biet, quien investiga temas nutrición y envejecimiento en la Universidad de Sídney.
Entonces, ¿podría la llamada «proporción de Okinawa», de 10 carbohidratos por cada proteína, ser el secreto para una vida larga y saludable?
Según los estudios realizados por Samantha Solon-Biet, una dieta baja en proteínas y alta en carbohidratos desencadena diversas respuestas fisiológicas que nos protegen de enfermedades relacionadas con la edad, como el cáncer, las afecciones cardiovasculares y el Alzhéimer.
Los locales también comen una gran cantidad de vegetales verdes y amarillos, como el melón amargo, y varios productos derivados de la soya. Por eso, la dieta tradicional de Okinawa es rica en vitaminas y minerales, incluidos los antioxidantes, pero también es baja en calorías.
Especialmente en el pasado, antes de que la comida rápida entrara en las islas, en Okinawa se ingería en promedio un 11% menos de calorías que lo que se considera el consumo normal recomendado para un adulto.
Karen Ryan, una nutricionista de la Universidad de California, se encuentra de acuerdo con los beneficios de la «proporción de Okinawa» pero haciendo una observación. Aunque existe evidencia de que un consumo reducido de proteínas puede limitar el daño corporal hasta los 65 años, luego de allí el cuerpo más bien se beneficiaría con un aumento en la ingestión de proteínas.
«Se espera que la nutrición óptima varíe a lo largo de nuestra vida», dijo. Por lo tanto, Ryan recomienda llevar siempre un asesoramiento nutricional personalizado de acuerdo al tipo de objetivo y actividad que realiza cada persona.
Es posible que necesitemos muchos años más de investigación antes de que finalmente encontremos una receta infalible del «elixir de la juventud».
Sin embargo, recordemos que una verdad que no merece discusión es que la salud del ser humano depende de un 99% de su alimentación. “Somos lo que comemos”, es una frase que en algún momento habremos escuchado. Cuidemos nuestro cuerpo y envejezcamos de manera saludable.
Por: Adrián Marcos García Comunicador Audiovisual de la Pontificia Universidad Católica el Perú E-mail: amarcos1771@gmail.com