Tiempo para enseñar

Lopadre enseña a hijaA finales de enero y por el aumento del Ómicron, algunas escuelas y su «media» cuarenta era una situación de no acabar porque al dar positivo un alumno, los chicos en contacto tomaban cinco días de descanso para descartar un posible contagio y así sucesivamente, era ir al colegio para volver a descansar; pero hoy día al escribir esta nota leí en un comunicado del ministerio de educación de la ciudad que este protocolo cambiará, ya que los contagios y los descansos por ser contactos directos de un niño infectado no terminan.

A raíz de estos contagios en el colegio muchos padres también estamos expuestos (a pesar la vacuna), y claro que como padres nos quedaremos en casa para cuidar a nuestros hijos en esos días de descartes de contagios; algo que muchas empresas aceptan y que el gobierno apoya dando una ayuda económica a los padres que no pueden trabajar, aunque se requiere hacer un trámite.

Mantenernos firmes y conscientes

A pesar de la situación económica y el estrés que esto puede generar en algunos hogares, dependiendo como cada mamá o papá lo vea, debemos ser conscientes que para nuestros hijos esta situación también genera una sensación de temor, tal vez a unos más que a otros, en especial a los más grandes que están en la edad de exámenes para elegir el siguiente colegio o universidad.

Mientras para muchos niños de la primaria estos descansos son como unas cortas vacaciones sin percibir la realidad debido a que aún son niños y en parte no está mal, algo que puedo percibir en mi hijo que cursa la primaria y sus amigos, quienes a pesar de que esos días no deberían salir al parque, vienen a tocarme el timbre de mi casa para ir a jugar.

Los niños quieren jugar con otros niños

Realmente como adulta observando la situación varias veces me he negado a dejar salir a mi hijo, pero como entiendo que parte de la infancia de un niño es jugar en el parque con sus amigos, a veces lo dejo salir “tomando precauciones” que tal vez no cumplan; y veo como él y sus amigos juegan alegremente olvidándose del coronavirus. 

Mientras veo que mi hija de la secundaria intermedia (Chugakko) asume la situación en forma muy diferente preocupándose por una compañera que había dejado de asistir a la escuela y debido a que para respetar la privacidad está prohibido decir que alumnos están contagiados o qué alumnos están separados por haber sido contacto cercano a una persona infectada. 

Me sorprende ver cómo mis hijos en edad escolar en estos tiempos de descanso impuestos por esta pandemia han aprendido el uso de software, la complejidad de programar y usar iPad, computadora y celular; lo curioso es que aprenden solos y me enseñan. Sin embargo, no todo es bueno porque he observado que mientras más están al tanto de lo que ocurre, el estrés y el dolor de cabeza y cuello se hace recurrente en ellos.

Aun hay cosas que podemos enseñarles

Nuestros hijos pueden saber más que nosotros acerca del avance tecnológico, pero nosotros a pesar de no haber crecido con esta tecnología tenemos más imaginación e información acumuladas gracias a nuestras vivencias y experiencias, lo cual nos da la capacidad para enseñar a estos pequeños a valerse por sí mismo sin tener siempre la necesidad de estar pegados a estos pequeños o grandes aparatos.

En un artículo leí que la exposición a la luz que emiten estos artefactos nos traerá consecuencias en algunos años, es decir «todo en exceso es dañino». Estos días en casa me sirvieron para pasar tiempo con ellos “a la usanza de la abuela” contándoles anécdotas mientras, entre juegos, ellos aprendían a batir el huevo o cortar la cebolla, echar la harina, queso y cilantro para las tortillas, preparar la crema a la huancaína, o un dulce queque de plátano para tomar un lonchecito con  té, canela y clavo;  talvez no todo haya quedado como “la receta de la abuela» pero aprendieron a conocer mi historia familiar y tradiciones algo que quedarán grabados en su mente y corazón.

El tiempo avanza y las cosas cambian, pero nuestra historia, aquellas anécdotas y experiencias vividas en nuestro país y en este mundo, son legados de vida que algún día serán de mucha utilidad para ellos.

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