Hace unas semanas la directora de Tabunka Pro Cube (Fácil, Kids y FMYY) Shizuyo Yoshitomi y nuestra directora, Roxana A. Oshiro, realizaron un viaje de investigación a Perú y Bolivia que no solo sirvió para rescatar valiosa información para un proyecto educativo en beneficio de nuestras futuras generaciones; sino que además las llevó a una sincera reflexión sobre el futuro de la comunidad latina residente en Japón basado en la historia y el desarrollo de las comunidades nikkeis de los países que visitaron.
Roxana A. Oshiro es directora de nuestra agrupación Comunidad Latina Hyogo (HLC) y de Revista Latin-a, una peruana que desde más de 20 años reside en este país, 14 de los cuales los ha dedicado a realizar trabajo comunitario junto al equipo de la agrupación que dirige. Mientras que la Sra. Yoshitomi quien es japonesa, empezó su contacto con nuestra comunidad en 1990 cuando ingresó a trabajar al consulado de Bolivia dedicándose a atender consultas y traducir documentos para luego, tras el gran terremoto de Kobe abocarse de lleno al trabajo comunitario fundando la ONG Word Kids Comunity. Ambas desde sus perspectivas, nos aportan interesantes puntos de vista.
Entrevista a Roxana A. Oshiro
Roxana gracias por tu tiempo, coméntanos ¿Cuál fue el motivo de este viaje?
Al contrario, espero que compartir mi experiencia pueda ser de utilidad. Fue un viaje de investigación para un nuevo proyecto financiado por el Global Collaboration Center de la universidad de Osaka a petición de la Sra. Yoshitomi, docente de esta institución. Fuimos a Perú y Bolivia para visitar instituciones educativas nacionales y particulares, ver la realidad de los niños que tras estudiar en Japón han retornado a su país y establecer contacto con las comunidades nikkeis en ambos países.
¿Cuál es el objetivo del proyecto?
Actualmente, tenemos en nuestra comunidad niños que por no alcanzar un buen nivel de japonés no pue-den realizar estudios superiores. El objetivo de este proyecto es ver la posibilidad de crear un programa
que permita que estos niños pueden recibir capacitación para desarrollarse en su propio país o en Japón.
¿Dices que hay niños que no pueden seguir estudiando por tener bajo nivel del idioma japonés?
Lamentablemente ocurre, a través de mi trabajo en HLC y Revista Latin-a, he conocido casos de jóvenes que por no tener un suficiente nivel de japonés dejaron la escuela secundaría (chugakko) o no pudieron aprobar el examen de ingreso a la escuela secundaria superior (Koko); truncando así sus estudios y no tener más opción que realizar trabajos poco calificados. Tuve una experiencia que me marcó mucho, un día llegó a nuestra oficina una señora con su hijo pidiendo que le ayudemos porque le habían dicho que su niño no podía ir al koko porque su nivel de japonés era insuficiente. Ella lloraba y lamentaba no haberse ocupado más de su hijo y el niño lloraba porque quería ir al koko.
¿Entonces este proyecto busca generar oportunidad para dichos jóvenes?
Si, es un proyecto que la Sra. Yoshitomi quiere desarrollar y que brindaría a estos chicos la oportunidad de tecnificarse en sus países de origen; claro que para acceder será necesario tener una buena base del idioma español. Aquí, quiero hacer una reflexión y motivar a los padres a que valoren lo importante que es fomentar el aprendizaje del español en nuestros hijos pues así no solo estamos ayudándoles a conservar su identidad sino que les estamos dando una herramienta que por derecho les corresponde y que les ayudará a acceder a más y mejores oportunidades de desarrollo.
La gran mayoría de padres de nuestra comunidad vive y mantiene a sus familias trabajando en una fábrica, ¿crees que esta realidad debe ser diferente para nuestros hijos?
Respeto mucho a quienes realizan trabajo en fábrica, yo también he trabajado en fábrica. En nuestro caso, trabajamos en fábrica porque en Japón, debido a la falta de dominio del idioma nos es difícil acceder a trabajos calificados aunque traigamos un título del país de origen; pero la realidad de nuestros hijos es otra, ellos se están educando aquí. Es por eso que, día a día, en HLC y Revista Latin-a tratamos de apoyar a que la nueva generación de jóvenes de nuestra comunidad tenga acceso a una educación adecuada que le permita acceder a trabajos más calificados. Creo que una persona con capacitación tiene más posibilidades de desarrollarse; no olvidemos que cuando ocurrió la crisis económica del 2008 una gran mayoría de latinos se quedó sin empleo y lo difícil que fue encontrar un nuevo puesto laboral pues las ofertas de trabajo exigían o un buen nivel de japonés, o cierto nivel de capacitación, o una licencia para soldar o manejar un montacargas. Además, creo que cuando la mayoría de nosotros migró a Japón, una de nuestras metas era darle una mejor calidad de vida a nuestros hijos, darles una buena educación forma parte de eso.
¿Cómo haz visto la situación de las comunidades nikkeis que visitaron?
Llevo muchos años en Japón desconectada del desarrollo de las comunidades nikkeis de mi país y sabía muy poco sobre las comunidades nikkeis en Bolivia, pero lo que he visto me ha dejado gratamente impresionada. En el caso de Perú, tras 115 años de la inmigración japonesa que se conmemoraron el pasado 3 de abril, hoy en día hay varias instituciones nikkeis muy sólidas que han logrado un desarrollo positivo pues generan sus propios recursos y cuentan con espacios propios cuyas instalaciones no solo dan confort y servicios a sus asociados, sino que además generan ingresos a través de los servicios que ofrecen al público en general como: escuela, atención médica, cursos de arte, cultura, idioma japonés, deportes y hasta carreras cortas, etc. Y que se preocupan por conservar su identidad nikkei y por brindar calidad de vida a sus adultos mayores a través de programas como el Service Day, que consiste en recogerlos de sus casas un día a la semana y reunirlos para que compartan actividades propias de la cultura japonesa. Y lo mejor es que estas acciones no se limitan a la comunidad nikkei, pues también pueden acceder personas no descendientes lo cual genera un aporte a toda la sociedad peruana.
¿Sucede lo mismo con las comunidades nikkeis de Bolivia?
En Bolivia, hay varias comunidades nikkeis de las cuales visitamos dos, Okinawa mura y San Juan mura, ambas a 2 horas y media en auto desde la ciudad de Santa Cruz. Pese a que se considera que la inmigración a Bolivia se inició en 1899; las comunidades que visitamos son relativamente jóvenes pues fueron fundadas por japoneses que emigraron después de la segunda guerra mundial, es impresionante ver cómo se han desarrollado dada las adversas condiciones con las que se encontraron. El Presidente de la Asociación Boliviana Japonesa San Juan, Shizuo Sawamoto, nos comentó que el gobierno japonés motivó a sus padres y a un buen número de japoneses a emigrar a Bolivia con la promesa de que encontrarían mejores condiciones laborales y de desarrollo, pero al llegar encontraron una realidad muy diferente. Fueron llevados a selva virgen, un lugar totalmente inhóspito donde tuvieron que talar árboles para construir sus casas y preparar terrenos para dedicarse a la agricultura; los primeros años fueron muy duros, pasaron hambre y muchas necesidades. El mayor costo social de esa inmigración fue que una generación se quedó sin estudiar, siendo el Sr. Sawamoto uno de ellos pues solo pudo cursar hasta el sexto grado de primaria ya que tuvo que abandonar Japón junto a sus padres. Es admirable ver cómo esos primeros inmigrantes no se conformaron con sobrevivir sino que además lucharon por brindar a sus nuevas generaciones educación conservando su identidad cultural. Realmente es conmovedor e impresionante el desarrollo y autonomía que han alcanzado, ahora son comunidades que tiene su propia clínica, escuela, servicio de asistencia, etc. Visitamos sus escuelas y a pesar de estar en Bolivia, se asemejan mucho a las escuelas japonesas donde los chicos realizan una serie de actividades que fomentan la formación de valores. Educan a los niños siguiendo el plan educacional boliviano pero llevan curso de idioma japonés; se les enseña la cultura y costumbres tanto de Bolivia como de Japón. Además observé que al igual que en Perú, hay una gran preocupación por sus adultos mayores.
En ambos casos haz mencionado el tema del adulto mayor, ¿crees que es un tema importante?
En Revista Latin-a venimos tocando este tema continuamente, hay que ser conscientes de que somos una comunidad que está envejeciendo, tenemos personas mayores que tienen a sus hijos, nietos y toda su familia aquí, muchos de ellos quizás no regresen a sus países, la pregunta es ¿Cómo cuidarlos? En Japón los ancianos reciben mucho apoyo pero para ello hay que aportar al sistema japonés, en este aspecto quizás no nos sea muy difícil; pero creo que si necesitamos instituciones que cuiden a nuestros padres o abuelos ¿a dónde los llevaríamos para que los cuiden y se sientan bien si ellos no saben japonés?. Si nos ponemos a pensar en su futuro, que también será nuestro de aquí a unos años, no tenemos una respuesta. Creo que tomando como ejemplo lo que las comunidades nikkeis han logrado en Perú y Bolivia en relación a este tema, deberíamos empezar a crear estrategias que nos permitan cuidar de nuestros adultos mayores en un futuro no muy lejano, claro que para ello es importante trabajar unidos.
Como miembro de la comunidad latina residente en Japón, tras este aprendizaje al conocer más de cerca sus historias y ver lo que han conseguido las comunidades nikkeis de Perú y Bolivia, ¿Qué reflexión harías?
Siento una gran admiración por dichas comunidades, siempre sentí orgullo de que mi abuelo fuera japonés, con este viaje ese orgullo se ha incrementado pues me ha permitido conocer más sobre el gran esfuerzo que él y muchos japoneses más realizaron a fin de labrarse un futuro, en este caso, en Perú y en Bolivia. Esta experiencia me ha llenado de ilusión pues me hace ver que si nosotros quisiéramos podríamos crecer como comunidad, que si nos proponemos y nos organizamos podríamos crear instituciones que mejoren nuestra calidad de vida y satisfagan nuestras propias necesidades; si nuestros padres y abuelos, pese a las adversas condiciones con las que se encontraron fueron capaces de hacerlo, creo que nosotros también. Claro que cuesta esfuerzo pero he llegado a la conclusión de que vale la pena, no por nosotros sino por nuestros hijos, para legar a las futuras generaciones una comunidad de la que puedan sentirse orgullosos. Vamos a cumplir 25 años de migración en Japón y aún la educación de nuestros hijos, sigue siendo un problema por solucionar, me pregunto sí debemos celebrar; no sería mejor reflexionar y ponernos a trabajar a fin de brindarles un mejor futuro. No dejemos que nuestra nueva generación en vez de avanzar, retroceda.
¿Cómo palabras finales, qué crees que podemos hacer de manera individual y colectiva para mejorar?
Creo que debemos empezar por reconocer que una gran mayoría de nosotros ha pasado de «dekasegui” (persona que deja la tierra natal para trabajar temporalmente en otro lugar) a «ijyu sha” (inmigrante); por lo tanto es hora de asumir nuestro papel como tales. Creo que a nivel individual necesitamos asumir nuestro compromiso en la educación de nuestros hijos, interesarnos más por organizarnos a nivel de comunidad en temas de bien colectivo y esforzarnos por integrarnos a la sociedad japonesa. A nivel colectivo, debemos esforzarnos más por formar agrupaciones y unirnos trabajando en temas de bienestar colectivo como: educación de nuestros hijos, prevención de desastres, asistencia al adulto mayor, etc. En HLC venimos trabajando y seguiremos haciéndolo, siempre dispuestos a apoyar a otras agrupaciones cuyo trabajo se refleje en el bienestar de nuestra comunidad. Sé que no será fácil teniendo en cuenta que todos trabajamos, pero creo que si de corazón nos lo proponemos, podremos hacerlo.
Entrevista a Shizuyo Yoshitomi
Sra. Yoshitomi, muchas gracias por brindarnos su tiempo y compartir con nosotros sus puntos de vista. ¿Puede decirnos qué opinión le merece el tema de la educación de los niños latinos residentes en Japón?
Según mi experiencia, he podido ver que para los niños latinos y de otras nacionalidades, los estudios requieren de mucho esfuerzo porque tienen que desarrollarse en dos idiomas. Si se esfuerzan pueden alcanzar un buen nivel de japonés, pero no todos lo logran y terminan abandonando sus estudios, algo que no queremos que suceda. Creo que los niños extranjeros que viven en Japón, al margen de su nacionalidad, son muy importantes para la sociedad japonesa y la de sus países pues pueden aportar mucho a ambas sociedades; por lo que si no acceden a una buena educación sería una gran pérdida. Por ello queremos crear un programa modelo, en Perú y Bolivia, que brinde a estos niños la oportunidad de desarrollarse. Los japoneses y personas de otras nacionalidades, nikkeis y no nikkeis, debemos preocuparnos por brindarles todo el apoyo necesario para que se desarrollen.
Por lo que nos explicó Roxana, para acceder a este programa deben tener una base del idioma español verdad? ¿Qué opinión tiene sobre la conservación de la lengua materna, considera que es necesario?
Creo que es necesario. Hace 13 años publiqué un libro sobre la importancia de la conservación de la lengua materna en los niños extranjeros residentes en Japón, en aquel entonces, un sector de la sociedad japonesa decía que no era necesario porque viven en Japón y que con el idioma japonés era suficiente. Este pensamiento ha cambiado, como prueba de ello tenemos que el Comité de Educación de la Prefectura de Hyogo empezó a dar ayudas a fin de crear un ambiente propicio que le permita a los niños extranjeros aprender y conservar su lengua materna. Y es que como lo digo en mi libro, un individuo necesita desarrollar un idioma base y creo que para los padres hispanohablantes será mucho más fácil enseñar a sus hijos su idioma.
¿Qué opinión le merece el que la educación de los niños latinos siga siendo un problema?
Creo que es una gran lástima, lamentablemente Japón es un país en el que realizar cambios sociales o crear leyes toma mucho tiempo, mientras que los niños crecen muy rápido y un año de pérdida en sus estudios puede repercutir negativamente en su educación, por tanto pienso que este es un problema que necesita solución inmediata. Pese a que todos estos años las ONGs y algunos sectores de la sociedad se lo venimos diciendo al gobierno y a los padres de familia, lamentablemente los cambios son muy lentos; aunque no podemos negar que se han dado mejoras, estas no son suficientes. Creo que este es un tema que necesita de la participación del gobierno y de la sociedad en general.
¿Puede decirnos qué impresión tiene de las comunidades nikkeis que visitó?
La comunidad nikkei en Perú ya va por la quinta generación, he podido ver que están bien integrados a la sociedad peruana, aunque en su mayoría solo hablan español, se han preocupado por conservar su cultura japonesa. Además observé que han podido mantenerse y crecer como comunidad y creo que eso se debe a que trabajan conjuntamente con los peruanos. Tengo entendido que antiguamente era un grupo cerrado pero debido a la segunda guerra mundial, tuvieron que desintegrarse y adentrarse en la sociedad peruana, para luego volver a reunirse pero ya con la influencia de ambas culturas, manteniendo su identidad japonesa han acogido la cultura peruana, veo que poseen ambas identidades. En el caso de Bolivia, es una comunidad joven pues sus miembros en su mayoría son japoneses que emigraron junto a sus padres, hablan japonés y están viviendo como una comunidad cerrada todavía preocupada por conservar el idioma y cultura de Japón.
¿Cómo ve el desarrollo de la comunidad latinoamericana en Japón?
Es una pregunta difícil, pero la verdad es que creo que los latinoamericanos no tienen arraigado el concepto de comunidad, para los japoneses el reunirse y hacer comunidad es parte de nuestra cultura, algo que no veo en los latinoamericanos. Creo que ésta es la razón principal por la que hasta ahora no han logrado hacer una comunidad sólida y unida capaz de hacer frente a sus problemas. Pero el que actualmente hayan grupos independientes como HLC que vienen trabajando, algo que antes no se veía, nos indica que sí hay latinoamericanos que se han dado cuenta de lo importante que es hacer comunidad, ojalá se creen más agrupaciones así.
Para terminar ¿Qué mensaje daría a nuestra comunidad?
Los niños, al margen de su nacionalidad, son nuestro tesoro; por lo tanto, todos tenemos el deber de trabajar juntos a fin de brindarles una buena educación. A los padres latinoamericanos que no se limiten a mandar a sus hijos a la escuela japonesa sino que los apoyen y estén pendientes de su desarrollo escolar, que se interesen y se informen a fin de apoyar a sus hijos.
Un agradecimiento especial al Embajador Juan Carlos Capuñay, por hacer posible el contacto con las comunidades nikkeis de su país.
Por: Fabiola Oshiro