¿Problemas de autoestima en los niños?

Para reconocer problemas de autoestima en los niños, primero se debe reconocer cómo forman su autoestima. La valoración de sí mismo es primordial para lograr lo que se proponga en la vida. De 0 a 5 años, hay que construir lo que serán los «cimientos” para el resto de su vida. Si vemos que el pequeño tiene inseguridad, seguramente le costará mucho cambiar esa situación en la edad adulta.
La autoestima (AE) es la conciencia de la propia valía, la asunción de lo que somos, con determinados aspectos buenos y otros mejorables y la sensación gratificante de querernos y aceptarnos. Es la diferencia entre lo que pensamos que somos y lo que nos gustaría ser.
¿Cómo se manifiestan o cómo saber si mi hijo tiene problemas de autoestima? Para obtener las respuestas, lo mejor es estar atentos a su comportamiento.

Identificando la baja autoestima en un niño
Normalmente, durante su desarrollo los niños suelen presentar muchas alteraciones de conducta, algo totalmente normal, ya que necesitará contrastar distintas situaciones. Pero existen actuaciones que persisten y se convierten en comportamientos casi crónicos: evitar actividades intelectuales, deportivas o sociales por miedo al fracaso; mentir y echar la culpa a los demás; no confiar en sí mismo ni en su capacidad; se hace el pequeño; se vuelve agresivo, violento o extremadamente tímido y muchas veces aislado; se niega a todo y se muestra frustrado ante cualquier situación; cuando la opinión ajena domina sus decisiones. Si observas algunas de estas conductas, es aconsejable acercarse más a él para ayudarle.
El apoyo de la familia es fundamental en el proceso de recuperación. Pero, si la situación es seria, solicitar la ayuda de un especialista. El papel de la escuela también es importante, es la que debe tener habilidad y medios para identificar el problema y ayudar al niño a dar salida a sentimientos que le causan problemas y dolor emocional.

La autoestima marca el desarrollo del niño
La autoestima es un elemento básico en la formación personal. De su grado de autoestima dependerán su desarrollo de aprendizaje, las buenas relaciones, las actividades y por qué no decirlo, la construcción de la felicidad. Cuando un niño adquiere una buena autoestima se siente competente, seguro, y valioso. Entiende que es importante aprender y no se siente disminuido cuando necesita de ayuda. Será responsable, se comunicará con fluidez, y se relacionará con los demás de una forma adecuada. Al contrario, el niño con una baja autoestima no confiará en sus propias posibilidades ni en las de los demás. Se sentirá inferior y se aislará, desganado y con escasa creatividad; lo que en algunos casos conlleva a desarrollar conductas agresivas y a alejarse de amiguitos y familiares.

El papel de los padres
– Algunos expertos afirman que una baja autoestima puede conducir a los niños hacia problemas de depresión, anorexia o consumo de drogas, mientras que una buena autoestima puede hacer que una persona tenga confianza en sus capacidades, no se deje manipular por los demás, sea más sensible a las necesidades del otro y, entre otras cosas, esté dispuesto a defender sus principios y valores. En este sentido, sería recomendable que los padres se preocupasen por mantener una buena salud física en sus hijos, vale decir buena alimentación para fomentar su estabilidad y salud emocional.
– La autoestima es una pieza fundamental en la construcción de los pilares de la infancia y adolescencia. La autoestima no es una asignatura que se aprende en el colegio, se construye diariamente a través de las relaciones personales de aceptación y confianza en el hogar y fuera de este. El lado emocional de los niños jamás debe ser ignorado por los padres y profesores, se debe estar atento a los cambios de humor y a los altibajos emocionales. Desde el nacimiento a la adolescencia, por su vulnerabilidad y flexibilidad, los niños deben encontrar seguridad y afecto en las personas que los rodean y los padres pueden hacer mucho por mejorar la autoestima de su hijo.
– Todo lo que se consigue en este período de desarrollo y crecimiento físico, intelectual y emocional puede sellar su conducta y postura en la edad adulta.

Por: Jackeline Ilave
Lic. en Psicología, Magíster en Psicología
Educativa y problemas de aprendizaje

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