Manaa マナー: modales (ser silencioso) en Japón

educacion en japon

Japón es un país muy detallista en cuanto a modales y en cierta forma es parte de su cultura, muy aparte de los modales cotidianos que muchos conocemos como entrar descalzos a una vivienda o inclinarnos un poco a la hora de saludar, existen otros que hacen sobresalir a individuos que podrían calificarse de muy educados, aunque algunos de esos modales resultan desconocidos o extraños para los propios japoneses ya que la mayoría actúa por instinto o costumbre como parte de su educación. Con este breve análisis sobre los modales en Japón y teniendo en cuenta que la sociedad japonesa es conocida por sus buenos modales, comprendemos entonces que para un residente extranjero resulta más difícil la adaptación.

Sin duda, los buenos modales dentro de la sociedad nipona son muy importantes porque serán nuestra mejor carta de presentación y muy necesario al momento de dar una primera impresión ya sea en una entrevista de trabajo, reuniones sociales, dentro de una relación de pareja con una persona de origen japonés para la rigurosa aceptación de sus parientes, etc.; situaciones en las que básicamente el objetivo es causar una buena impresión.

Hablar el idioma japonés es algo básico y una buena herramienta pero algunas veces puede volverse en nuestra contra, ya que tanto en las acciones como en las palabras, se reflejan nuestro nivel cultural. El uso errado o una palabra inapropiada podría crearnos una mala impresión.

Ser silencioso para tener buenos modales

Dentro de los modales de la vida cotidiana en Japón, quisiera centrar exclusivamente en uno que resulta muy curioso e incluso cuestionado por algunos japoneses: el silencio. Se dice que «el silencio” es parte de los modales por eso cuando los japoneses viajan en vehículos públicos o se encuentran en lugares cerrados con gente desconocida (excepto restaurantes familiares o lugares de reunión social claro está), evitan en lo posible hacer ruido, sobre todo conversar en voz alta o hacer sonar el teléfono celular. En las calles congestionadas no se oyen las bocinas de los vehículos (algo que a muchos extranjeros llama la atención) y en las viviendas se evita incomodar al vecindario con cualquier tipo de bulla como el volumen alto  de un equipo de sonido o del televisor.

El sonido de las pisadas o el ruido de una puerta al cerrarse, es algo también reprochado cuando el reloj marca pasada las 10 de la noche en un vecindario silencioso o un edificio. En algunas viviendas de alquiler prohíben tener perros para evitar el ladrido y en algunos casos se sancionan con multas. Es muy frecuente también toparse con japoneses que siendo amigos, permanezcan en silencio por unos momentos sin conversar, respetando de esta manera la privacidad del pensamiento ajeno y tratando de adivinar el rostro de una persona (de forma disimulada) antes de romper el silencio para iniciar una conversación. Muchos lugares de diversión donde incluyen oír música, cantar o sonidos de algunos aparatos, están cerrados de forma hermética para evitar que el ruido vaya más allá del local, así como también vemos tiendas que atienden las 24 horas (conbini) donde algunos cuelgan anuncios para que apaguen el motor y evitar ruido.

Objetivo evitar hacer ruido

Todo apunta a que con el paso del tiempo, evitar hacer ruido se ha convertido ya en una costumbre inculcada en la sociedad nipona y que poco a poco la modernidad se va adaptando a esto, prueba de ello es que algunas empresas automovilísticas apuntan a fabricar vehículos poco ruidosos, cabe anotar que en la actualidad el auto más silencioso del mundo es de fabricación japonesa (Lexus). Televisores que evitan la expansión del sonido centrándose en un punto concreto, artefactos electrodomésticos como lavadoras de ropa que no hacen ruido, etc.; es decir, es un factor en el que muchas empresas se centran.

Y para finalizar a modo de reflexión sobre esto, el silencio en Japón sería entonces parte de su decorado, un santuario invisible que brinda tranquilidad y serenidad en muchos rincones; un pequeño detalle que nos aleja la idea de estar viviendo en una ciudad.

Por: Luis Guillermo Shimabukuro

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