Ijime, un grito que no se quiere oír

En los últimos 15 años Japón logró reducir en un tercio la tasa de suicidios en el país, pero ha habido una gran excepción: los niños y adolescentes.

El último día de agosto, ni bien terminaban las vacaciones de verano, las noticias televisivas y comerciales nos hablaban del problema que cada año aparece con el regreso a la escuela el 1 de septiembre, el cual es llamado el día rojo o el día negro, celebridades del cine y tv de este país, pedían a los niños y jóvenes que antes de decidir por el suicidio, se hicieran escuchar, «sakebe , sakebe jibun no kimochi, todoku made”, se me puso la piel de gallina al oír esta frase pues pedían a los niños que gritarán lo que sienten hasta ser escuchados.

Y es que no solo reinician las clases, sino también para muchos niños y adolescentes empieza el ijime o acoso escolar, acoso físico o psicológico de otros estudiantes.

Como madre me preguntaba y te pregunto, ¿es necesario que nuestros hijos lleguen a este extremo? ¿Estamos tan ocupados que no podemos percatarnos del sufrimiento físico o psicológico que ellos viven? Muchas madres sabemos por experiencia propias que algunos maestros pueden ver estos problemas, pero no son capaces de ayudar, no entendía el por qué.

Recordarán que en un artículo pasado les comenté que a mi hija se le desapareció el cuaderno de notas y apareció, sucio y cortado, aunque no hice un escándalo, a raíz de este problema el maestro joven de mi hija fue trasladado a un colegio de un nivel más rígido, entonces supe que cada maestro se hace responsable de las conductas de ijime de sus alumnos si no sabe prevenirlas a tiempo, pero hay maestros que para no tener una mala referencia en su historial y perder un posible ascenso, desean terminar el año sin ver el problema porque no saben cómo manejarlo. Pero esto definitivamente es como una bomba de tiempo de la cual quién se hará responsable cuando estalle.

Realmente es una gran tristeza ver como algunos maestros pueden permitir que un alumno tenga que aguantar o hacer «gaman” como se dice en japonés, estamos hablando no de paciencia sino de soportar hasta llegar al límite del suicidio en unos y en otros a matar a su opresor, pequeños niños o adolescentes que quedarán marcados de por vida.

Cada año aumenta el porcentaje de niños y jóvenes que mueren por hostigamiento o Ijime, una cruel y preocupante realidad que quedará en las noticias y que probablemente continuemos escuchando, para nosotros puede que sea una noticia más, pero para estos pequeños será su último grito que desgraciadamente ni sus padres escucharon hasta verle sin vida.

No podemos seguir así, escuchemos el sakebe (grito) de nuestros hijos y acudamos en su ayuda, y si tenemos ese gran corazón que nos caracteriza a los latinos, prestemos también atención al grito de otros niños.

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