Para muchas personas el ábaco, conocida en Japón específicamente como soroban, es una herramienta de cálculo decorativa, del pasado y en desuso, sobre todo tras la aparición de la revolucionaria calculadora digital.
Sin embargo, Japón es uno de los pocos países en donde esta herramienta tiene sorpresiva vigencia en su sistema escolar. ¿Por qué sucede esto? Los japoneses aluden al soroban una gran contribución al desarrollo cognitivo de los más jóvenes, reforzándoles la memoria, la concentración y la paciencia.
Para aquellas personas que no están familiarizadas con esta herramienta milenaria, el soroban consiste en una tablilla de madera con cuerdas y alambres paralelos. En cada uno de ellos hay diez bolas móviles. Esta herramienta permite hacer cálculos aritméticos simples como sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, pero también otros más complejos.
Su origen, según diversas referencias, se remontan a la época del Imperio Babilónico, alrededor de 500 años A.C, y a través del tiempo varias civilizaciones antiguas han usado el ábaco o soroban como herramienta para contar y rastrear grandes sumas.
«El ábaco llegó a Japón a mediados del siglo XVI. Eran comunes pequeñas escuelas privadas que entonces enseñaban lectura, escritura y aritmética. El uso del soroban se extendió desde ahí por todo Japón», cuenta Kazuyuki Takayanagi, profesor de soroban.
«Se cree que la educación con esta herramienta luego jugó un rol importante en la notoria recuperación de Japón en la postguerra», añade el maestro.
El soroban a comienzos del siglo XX
No obstante, la verdadera masificación del soroban se da a comienzos del siglo XX, según varios especialistas. Principalmente se dio durante el período Shōwa en el que se abrieron muchas escuelas especializadas en el soroban.
«Cuando comenzó a usarse la calculadora electrónica, la gente veía el soroban como una reliquia del pasado. Pero aprender a manejar esta herramienta ayuda a procesar la información con más rapidez y eficiencia. Desde el siglo XX es una calculadora más, pero para nosotros es una herramienta de desarrollo cognitivo», dice Takayanagi.
Los defensores del soroban lo consideran una herramienta que no solo mejora el cálculo mental, sino también la memoria y concentración.
Varios psicólogos reafirman la influencia del soroban en una mejor memoria, ya que los movimientos con la mano crean una conexión entre el cuerpo y la mente que hacen que calcular se convierta en un proceso activo y atractivo.
«Creemos que el soroban ayuda a desarrollar el hemisferio derecho del cerebro. Al usar una calculadora digital, esta realiza los cálculos, pero el soroban te hace pensar y mover los dedos. Todo lo hace el cerebro humano», dice Takao Taniguchi, otro profesor especialista en soroban.
«Con esta herramienta, los estudiantes aprenden a ser pacientes, concentrarse y procesar mejor la información», añade.
Kimiko Ohira, otra educadora de la herramienta, asegura que gracias a ella su hija tiene mucha mejor concentración, además de las habilidades matemáticas que adquiere.
«Me sorprende lo rápido que mi hija aprende contenidos para sus exámenes. Pienso que es porque ha aprendido a concentrarse», afirma.
Los académicos reconocen que, a pesar de sus beneficios, no es una herramienta fácil de utilizar, sobre todo si no se practica desde una edad temprana.
«Aprender el soroban desde el principio siendo adulto puede ser un poco difícil porque están acostumbrados a otros métodos de cálculo. Pero si estos alumnos siguen estudiando esta herramienta, los beneficios pueden durar toda una vida», asegura Takayanagi.