Cómo enfrentar el acoso escolar

Según Rigby (2006), el acoso es el acto intencional de causar daño y aflicción a otros, mediante hostilidad, agresión física, y otras formas más sutiles de intimidación como la manipulación. El acoso puede ser verbal, físico o emocional, y se produce cuando una persona (el agresor) incapaz de controlar su rabia, resentimiento o agresividad (y con problemas de comunicación social e interpersonal), descarga en otra persona (la víctima) su agresividad, y su necesidad de control y poder. Con el fin de molestar a la víctima, el agresor utiliza métodos tales como la crítica, la manipulación, la exclusión, el aislamiento y la burla (Masheder, 1998).

El acoso puede ocurrir en casi cualquier lugar donde interactúen las personas, por ejemplo, en la escuela, la oficina y el hogar. En el contexto de la escuela, el acoso suele ocurrir en áreas con escasa o nula supervisión de adultos o profesores. Puede darse alrededor de los edificios escolares, y más frecuentemente durante las clases deportivas o a la hora del almuerzo; en los baños o durante actividades realizadas al terminar las clases (Elliot, 1991).

Un niño víctima de acoso que no recibe asistencia o tratamiento oportunos generalmente se vuelve pasivo, retraído y falto de la capacidad de interacción social necesaria para relacionarse con otros como adulto. ¿En tu condición de orientador, padre o amigo, sabes qué pueden hacer los niños para enfrentar el acoso?.

Actitud frente al acoso

Existen varias técnicas de orientación y algunas estrategias que pueden mejorar la capacidad de la víctima para enfrentar y detener el acoso. Estas incluyen el enseñar a un niño que ha sido acosado y que se muestra pasivo como aumentar su autoestima; como ser más asertivo y hacer valer sus derechos sin violar los de los demás. Uno de los métodos más efectivos que puede usar el orientador para contrarrestar el acoso es enseñar al niño afectado formas de resolver conflictos. El aprendizaje oportuno de dichas formas, permite que los escolares estén mejor capacitados, preparados, y apoyados para enfrentar favorablemente situaciones conflictivas en la escuela, en el hogar, y más adelante en sus vidas. La resolución de conflictos incluye escuchar atentamente, negociar, y desarrollar la asertividad, entre otras técnicas.

Cómo enseñar la resolución de conflictos:

– Discuta y evalúe el comportamiento del niño (pasivo, asertivo, agresivo). Utilice un lenguaje acorde a la edad y al nivel de comprensión del niño.

– Explique al niño la importancia de que pueda defender sus derechos por sí mismo.

– Explique al niño que las técnicas de resolución de conflictos lo ayudarán a enfrentar el acoso.

– Practique con el niño como comunicarse en forma asertiva.

 

Estas son algunas frases para lograr una comunicación asertiva:

– Afirmación: Cuando tú haces… / cuando te veo… yo me siento…

– Confirmación: ¿Puedes decirme lo que tú crees que yo dije?

– Ratificación: Sí, yo entiendo que tú estés molesto conmigo.

– Invitación: ¿Simplemente no podemos ser amigos?

– Acuerdo: ¿No sería mejor que jugáramos con otros amigos y no juntos?

– Diálogo: ¿Cómo piensas que podemos mejorar esta situación?

– Feedback: ¿Te sientes… cuando yo…? Puedo ver que estás molesto.

– Aceptación: Ahora entiendo por qué tú piensas que…

– Pregunta: ¿te molestaste cuando yo…?

 

Otras técnicas para la resolución de conflictos:

– Es importante ayudar al niño a entender mediante otras actividades que le permitan expresarse, tales como juegos, diálogos, manualidades, dibujo, etc..

– La comunicación asertiva puede resultar muy efectiva. Enseñar al niño a decir, no me gusta que tú… puede ser muy útil.

– Evalúe el nivel de autoestima del niño preguntándole cómo se ve a sí mismo, y cuáles serían las cosas buenas y no tan buenas de su persona.

– Para poder aplicar la resolución de conflictos efectivamente es importante que el niño tenga un concepto positivo de sí mismo. Por eso, la creación de autoestima puede incluirse en el proceso de resolución de conflictos.

– Estimule al niño a expresar sus sentimientos abiertamente. Explíquele que inhibirse o retraerse puede aumentar sus sentimientos de tristeza y aislamiento.

 

A continuación hay una serie de preguntas que pueden utilizarse para enseñar al niño como manejar sus sentimientos:

– ¿Por qué me estoy sintiendo de esta manera? ¿Qué es lo que quiero cambiar?

– ¿Qué debo hacer para dejar de sentirme así?

– ¿De quién es el problema realmente, mío o de ellos?

– ¿Cúál es el mensaje que debo interpretar en esta situación? Por ejemplo, ellos no me aprecian; ellos no me respetan.

 

Finalidad de expresar las emociones:

– Comunicar los sentimientos de rabia, dolor o miedo.

– Cambiar la situación.

– Evitar volver a sentir nuevamente rabia, dolor o miedo.

– Mejorar la relación y la comunicación.

 

Seguidamente, Morrison (1998) y Ross (2002) proponen otras estrategias para que los orientadores ayuden a los niños a contrarrestar el efecto del acoso:

– Estimule al niño a hablar a los adultos (padres, amigos o profesores) sobre la situación que lo afecta.

– Hágale saber al niño que el acoso en ningún caso es aceptable o merecido.

– Mantenga contacto con las autoridades escolares. Discuta el asunto con ellos.

– Proponga a la escuela que haya más supervisión en el patio, en los baños, etc..

– Ponga énfasis en el cuidado, el respeto y la seguridad.

– Enfatice las consecuencias de ser acosado y de acosar a otros.

– Discuta sobre las medidas existentes en la escuela para garantizar acción inmediata en casos de comportamientos agresivos y abusivos.

– Enseñe al niño conductas positivas, y estimúlelo a relacionarse con personas en quienes pueda confiar.

– Enseñe al niño actividades de aprendizaje en grupo; de cooperación mutua.

– Enseñe y ayude al niño a controlar su rabia, mediante el desarrollo de una actitud empática hacia los otros niños.

– Promueva las relaciones positivas dentro del grupo de amigos.

 

 

Texto del Instituto Australiano de Orientadores Profesionales, traducido del inglés al español por Ángel La Rosa

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